Página:Sevigne Cartas Escogidas.djvu/9

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

PRÓLOGO v

La conversación, por otra parte, no había llegado á ser toda- vía, como en el siglo diez y ocho, en los salones abiertos bajo la presidencia de Fontenelle, una ocupación, un negocio, una pretensión; no se buscaba necesariamente el rasgo; la extrue- tura geométrica, filosófica y sentimental no era alli de rigor; se hablabla de sí, de los otros, de poco ó de nada, Eran, como dice Mad. de Sevigné, conversaciones infinitas. « Después de comer, escribe á su hija, fuimos á hablar en los más agrada- bles bosques del mundo; allí estuvimos hasta las seis en varias especies de conversaciones, tan buenas, tan tiernas, tan ama- bles, tan obsequiosas para ti y para mi, que estoy de ellas sumamente agradecida (1). »

En medio de este movimiento de sociedad tan fácil y tan senci- lo, tan caprichoso y tan graciosamente animado, una visita, una carta recibida, insignificante en el fondo, era un suceso que se re- cibía con placer y del cual se daba parte con apresuramiento.

Las cosas más pequeñas obtenían su precio por su manera y y por su forma; era el arte que sin percibirse de ello y negli- gentemente, se ponía hasta en la vida. Recuérdese la visita de Mad. de Chaulnes á los Rochers. Mucho se ha dicho que Mad. de Sevigné cuidaba curiosamente sus cartas, y que al escribirlas pensaba, sino en la posteridad, al menos en el mundo exterior, del cual buscaba el sufragio. Esto es falso; los tiempos de Voiture y de Balzac estaban ya lejos. Ella escribe de ordinario al correr de la pluma, el mayor número de cosas que puede y cuando el tiempo apremia, apenas si lee lo es.


(1) La señorita de Montpensier, de la misma edad que Mad. de Sevigné, pero que era algo menos flexible que ella, escribiendo en 1660 á Mad. de Moteville sobre un ideal de vida retirada, que ella se finge y desea de los hé:0es y de las heroinas de diversas Inaneras, dice. « Asi nos es preciso toda clase de personas para po- der hablar de toda suerte de cosas en la conversación, que á vues- tro guslo y al mio es el placer más grande de la vida y casi el solo gue me agrada. »