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DELFIN GALLO


No recuerdo donde ni á quién he oido esta regla proporcional: «la elocuencia es á la oratoria, lo que la inspiración es para la poesía».

Es decir, el alma del arte de hablar. Prescindo del adverbio de bondad, porque ni hablar mal es arte, ni necesita de reglas el que solo tiene la función mecánica de ser un surtidor de sandeces.