personajes, y los párrafos mas complicados que los acontecimientos.
Era una caricatura, no un retrato.
Y sobre la realidad hay un cincuenta por ciento de premio en la caricatura.
La verdad es que la oratoria de Estrada reviste singularísimos caracteres.
Hay en su frase magistral mucho de seductor y de imponente, sin que se perciban las huellas del buril literario que ha dado forma al pensamiento del artista.
Pocos párrafos del Diputado católico acusan especial esfuerzo de construcción. No son frases compuestas de vocablos: son palabras que, por si solas, constituyen cláusulas perfectamente modeladas, sin necesidad de complicaciones literarias, sin abuso de la lima, y sin dislocación de las ideas.
Agréguese á semejante habilidad la no menos envidiable de saber escoger las palabras susceptibles de alcanzar la máxima tensión sonora al ser emitidas por la voz grave pero flexible de Estrada, y de recibir el empuje avasallador de la mímica, al par moderada y vigorosa, que completa el efecto oratorio de sus discursos.
Tampoco explota los filones poco accesibles á los resortes naturales de su elocuencia.