Si del Valle abandonara su natural benevolencia y se tornara en cáustico por solo una sesión, nos ofrecería el risible espectáculo de ver á Rojas intentando salirse del recinto por no serle posible dar la razón de sus frecuentes mociones. «En qué se funda el señor Senador»? Esta pregunta daria lugar al incidente cómico mas gracioso que registran los anales parlamentarios.
Rojas no atinaria á responder, ni siquiera á iniciar un monosílabo: diria que porque sí, ó tomaria el portante.
Y es esta rara avis la que ha merecido el alto honor de sentarse durante dos períodos en la Cámara de Diputados y actualmente estirarse muy orondo en una butaca destinada á los padres conscriptos. Suerte te dé Dios, que el saber poco te importa!
He hojeado con anhelo, para no librar mis juicios á las traiciones de la memoria, todos los libros de actas del Congreso Argentino desde que Rojas se inició como Diputado; y del estudio comparativo y pacienta que he hecho de su vida parlamentaria resulta, perfectamente comprobado esto, que es por demás singular: Rojas ha dicho las mismas palabras, alternando lo de arriba con lo de abajo y vice-versa, espresando