breves incursiones dentro de los campos políticos de mi país.
Sobre todo, para nuestra política que, al revés de la guerra, de ciencia vá trocándose en arte.
Rostros cuyos elásticos musculares no ceden al peso de los sentimientos propios, pero que adquieren flexibilidad, como los arcos de antiguos ballesteros, en proporción á la destreza y fuerza de quienes los manejan: ¡vamos! son de los mejores pertrechos políticos para posesionarse de las cumbres del Estado.
Un partido político es como las armas blancas: sus elementos mejor templados están agrupados en la punta, ó alineados en el filo.
Las masas entusiastas forman el duro dorso, —y los partidarios moderados las caras de la hoja.
Es así como hay partidos anchos como cuchilla de fiambres; partidos de doble filo, como puñales; partidos de pura punta como estoques; y partidos mochos y desafilados como pedazos do arco de barril.
No pertenecerá jamás á estos últimos el Dr. Febre: es de los que se complacen en hacer destacar la responsabilidad de sus convicciones.
Sereno é imperturbable, entra en lucha