Está convencido de que toda la política se reduce á las intrigas ya sabidas de memoria por nuestros politicastros de tres al cuarto.
Seré, empero, justo con el Senador Mendoza. ¿Qué de estraño tiene que nada haya innovado en materia de concepciones políticas, si otros de mayor valer y fama que el representante de San Luis no se atreven á enderezar francamente hácia nuevos rumbos en las combinaciones de los partidos internos de nuestro pais?....
No se podría exigir que el Senador Mendoza fuese un Wagner de la música política. No es un coloso, ni mucho menos.
Pero sí puede reprochársele, como á tantos otros hombres no destituidos de talento y que forman parte del elenco oficial, que, por lo menos, no haya iniciado alguna partitura pasable en el repertorio político del bando ministerial del Senado.
Nada! Al revés, no ha desperdiciado ocasión de poner en relieve la plasticidad de su carácter, colaborando en todos los trucs parlamentarios de la «izquierda dinástica».
Votante de las sanciones mas monstruosas, de las que su partido se ha responsabilizado alegremente, el Senador Mendoza ni siquiera ha calculado la importancia que, aun para los