Se desconcierta anta la complicación de válvulas, tubos y resortes de la locomotora corpulenta de un tren de carga.
Por eso Mansilla no arrastrará jamas demasiado peso en sus discursos.
Le basta lo que pueda contener el furgón de equipajes.
En cambio, suele llevar su afición á las oportunidades hasta los límites de la indiscreción humana.
Y á veces, como un cañonazo en medio del fuego graneado de sus párrafos desplegados en guerrilla, el General Mansilla improvisa un golpe declamatorio de antigua escuela.
Expresión ¡eso sí! la tiene bien educada, siendo de lamentar que su voz, algo enronquecida, no pueda corresponder al brio que denuncian los gestos, los ademanes y la mirada de ese militar sui generis.
Las lecturas de nuestros militares suelen no ser copiosas en materias extrañas á su profesión habitual.
Y eso que no escasean los jefes y aún oficiales instruidos y eruditos.
Pero difícilmente se encontrará un militar que haya atornasolado su entendimiento con lecturas mas variadas y ligeras que las que