Refiriéndose á Groussac, me decia con ingenuidad un adversario de los juicios musicales del severo y descontentadizo crítico de La Nación.
- ¿Por que no se meterá á cantar mejor que Stagno?...
La historia de siempre: la interpretación deplorable y vulgar de la frase: «criticar es saber».
Si dirijo una leve observación á la oratoria del Dr. Leguizamón, como hice con la del Dr. Gallo, no faltará quien diga: -¿Por qué no se meterá á echar mejores dicursos?...
Sencillamente: porque no soy ni pretendo ser orador.
¡Lucidos estarian los artistas del bien decir, si su auditorio hubiese de ser formado por oradores!
Y mas lucidos si, entre los oyentes, no los hubiese capaces de apreciar el mérito de un discurso y las calidades de su autor!
El crítico no es mas que un oyente que, creyéndose apto para juzgar un discurso y teniendo á su disposición una pluma, hace públicas sus impresiones para que cada uno de los demás oyentes rectifique las propias, y para que el mismo orador se aperciba de los defectos de que no se haya dado cuenta.