sacaban á la orilla al náufrago de la política correntina.
Ultimamente volvió á su papel de víctima: ni Derqui ni su victimario eran de la devoción del concepto público; pero el recuerdo de la enfermedad del primero, el de su siempre penosa odisea política, y la consideración que toda persona inteligente inspira cuando cae bajo las botas de la fuerza, -hicieron que no fuera desagradable la restauración del inhábil gobernante de Corrientes.
Y hasta se creyó descifrar en el geroglífico de su actitud respecto de la política nacional, algo halagueño para la libertad y las instituciones de la República!
Derqui pespunta malamente sus frases, como sastre chambón que se hubiese educado en un taller de modistas de percal.
El estilo es el hombre. Sin ser desagradable, su elocución es fofa como el corcho, y dócil como la masilla.
Cuando se trató de protestar contra la pedrada del monomaniaco Monges, el Dr. Derqui comenzó por atacar briosamente el tema,