presentado un cuasi-proyecto de una cuasi-ley cuasi-condenatorio del cuasi-crimen.
Era darle barniz político al accidente. Algunos miembros del Senado rechazaron la forma insidiosa de la resolución que se requería, insinuando que todo debia quedar reducido á una minuta de cortesia, tal como se estila entre personas educadas de una sociedad civilizada, ó entre poderes políticos de una nación republicana y libre.
Y el indignada Senador Derqui confesó paladinamente que ese y no otro fué el objeto de su moción!
Refiriéndome, días pasados, al diputado Leguizamón sostuve la ventaja de que los miembros principales de la fracción situacionista fuesen hombres moderados.
Pero, no tan calvo...! El Dr. Leguizamón, viajando de interventor á Catamarca, se alarmó ante los precipicios suizos del Tortoral, Pero al regreso, los bordeó sin desconfianza ya que no con indiferencia.
Estoy seguro que el Dr. Derqui hubiera sonreido de ida y vuelta, pero sin que la segunda vez se sintiera preso de menor miedo... ¡Lo que es tener un carácter de mínima tensión!
¿Otro ejemplo? -Ahí tienen ustedes la