Nuestros Presupuestos son regularmente malos. Su pecado, como el del hombre, es original: procede de las entrañas ministeriales en que se desarrolla su embrión.
El Diputado Tagle, como los preceptores de la raza humana, se ha echado encima la tarea de corregir esa criatura que se llama «Proyecto de Presupuesto».
Y para todo el mundo, el maestro se refleja en el discípulo, hasta que ambos acaben por identificarse....
Como el Presupuesto en Tagle, aunque este no se haya dado cuenta del fenómeno.
Sinó, bien que haria mucho mas por mejorar la fisonomia abigarrada de su pupila, es decir de la Ley de Gastos y Recursos de la Nación.
El Diputado Tagle no podría ser clasificado entre los oradores economistas de Timón.
No es «de los que hacen las cosas en grande, y que rebajarian ochocientos mil de un millón, aunque se llevase la trampa á la justicia, al ejército, á la marina y á los servidores públicos.»
Ni de los que, «procediento de un modo mas parcimonioso, quieren cercenar cincuenta céntimos de un sueldo de dos mil francos.»