Pero tampoco es de los «buenos economistas» al decir de Cormenin, -de los que apuntan el cañón del impuesto á los bolsillos del rico y no á los del pobre, que prefieren los gastos productivos á los improductivos, y los intereses generales á los particulares: los de un vecindario á los de un personaje, los de una Provincia á los de un vecindario, y los de la Nación á los de una Provincia.
Poco se cura el Diputado Tagle de las leyes que la ciencia económica ha establecido para el régimen de la Hacienda pública.
Acepta el sistema de antaño en punto á la preparación de los presupuestos, y solo se desvela con la cifra, con el detalle, con el item.
Hasta hoy no se le ha ocurrido nada luminoso que señalase nuevos rumbos al plan anual de los Gastos y Recursos del Estado.
Mas crédulo que Santo Tomás, doy de barato al Diputado Tagle la competencia extraordinaria y el talento que, en materias económicas, le atribuye la mayoría de sus colegas.
Pero, debo confesarlo, no conozca siquiera una de esas inspiraciones, tal vez algo ideales, que no escaseaban en el ex-Ministro Plaza, y que contribuyeron no poco á su rápida y feliz ascención bajo la presidencia del doctor Avellaneda.