Un paréntesis.
Solo por referencias de uno y otro color, tengo alguna idea de los bandos tradicionales de la política tucumana.
Prescinderé, pues, de los detalles relativos á las evoluciones políticas de los partidos locales.
No quiero habermelas con liberales ó federales á quienes se les antoje apasionados los recortes del relleno de esta silueta.
Cierro el paréntesis.
Eudoro Avellaneda ha merecido, de parte del partido dominante, puestos de importancia en el Gobierno, y uno de lso primeros asientos en la dirección de la política situacionista de Tucumán.
Y con razón. Aparte de sus calidades intelectuales, que esto al fin suele no ser gran lastre en nuestros partidos políticos, tiene Eudoro Avellaneda el precioso don de las iniciativas felices y trascendentales.
Su presencia en un partido, es de las que retemplan á los correligionarios, é infunden el desaliento en el campo enemigo.
Agréguese á esto su consecuencia política, la actividad que ha sabido desplegar en los momentos críticos del antagonismo local, y el desprendimiento con que ha sacrificado tiempo,