Por otra parte, el tacto político de Avellaneda no es meramente innato.
Aficionado á los estudios históricos, el flamante diputado tucumano ha pulido y afilado sus aptitudes naturales con una ilustración mas sólida que vasta.
¡Lástima que su carácter sea esencialmente reconcentrado y poco comunicativo!
No teje con los lábios, sino que todo lo saca elaborado de su cerebro, fábrica cuyos secretos oculta como un mecánico militar de algun arsenal europeo.
Y su trabajo mental suele envolverlo en una bruma de distracciones y de imperdonables negligencias.
Despreocupado hasta en su toilette, Eudoro Avellaneda ha dado motivo á mas de un incidente cómico, de esos que rueden como hojarasca de recuerdos cariñosos, entre la charla de compañeros y de amigos.
si non e vero... no puede serle mejor urdido este chasco:
Siendo Ministro, necesito el sello, y habiendolo sacado de la caja de lata, lo aplicó sobre un oficio, en el momento que, con la mano desocupada, sacaba su reloj para ver la hora...
Un minuto despues, el ordenanza que entraba