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suplimos involuntariamente lodo. ello. La hora, el tiem- po la soledad, la voz y la destreza del que cantaba, causó admiración. (CERVANTES.): después de cantaba, nos parece oir: todo.
3. Cuando todos los sujetos no están en el mismo plano de importaucia con respectu a lo expresado por el verbo, o cuando nos es posible hacer pesar con más fuerza el signi- ficado de éste sobre uno de ellos que sobre los restantes (V. CEJADOR, G. 376.), lo cual sucede especialmente en los siguientes casos:
- en las enumeraciones, cuando éstas se hacen de tal
manera que el último sujeto quede como separado de los demás. (V. G. DE DIEGO, G. $ 224.) Ejemplos: Y que podría ser, que el poco ánimo que aquel tuvo en el tormento, la falta de di- neros de éste, el poco favor del otro, y finalmente el torcido juicio del Juez, hubiese sido causa de vuestra perdición. (CERVANTES, OQ. I. 22,)
- Cuando por el sentido de la eláusula, por su cadencia
expresada mediante los signos de puntuación, o por cual- quier motivo, solicite un sujeto más que los otros nuestra atención; sin que importe, por lo demás, el sitio ocupado en la cláusula por dicho sujeto. Ejemplos: Y en verdad señor caballero de la triste figura, que si es que mi partida y su locura de v. m, va de veras, que será bien tornar a ensiljar Rocinante, para que supla la falta del Rucio (CERVANTES, Q. l, 25.) Su fuerza y su significado único radica en su presencia. (ORTEGA Y GASSET, M. 182) Nunca la poesía americana, y muy pocas veces la española ha dicho cosas más hondas con medios más simples. (GARCÍA VE- LLOSO, L. 413.)
Esto que aquí decimos, por supuesto que no puede suce- der en todos los casos, ni mucho menos. Así, por ejemplo, en este pasaje de Azorín: Esta mujer y este hombre que desde ahora, han de marchar espiritualmente unidos hasta la eternidad (4. 176.), no hay cómo referir el verbo más a un sujeto que al otro, y no puede entonces aparecer sino en plural.
A la clase aquí considerada, pertenecen las tan genuinas
