Página:Sintaxis castellana.djvu/70

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— 68 -— gundo: ¡Qué agilidad era aquella, etc. son absolutamente im- prescindibles, pues, de no realizarlas, mos quedamos sin saber lo que se dice de pueblo en la primera y de agilidad en la segunda, pues: Felíz el pueblo, no significa nada, como tampoco: ¡Qué agilidad aquella! a menos que no suplamos mentalmente las palabras omitidas.

En cambio, es aumentar inútilmente el número de las oraciones el agregar, por ejemplo, a la cláusula: Escribe tan- to como yo, que tiene una sola, el verbo escribo; de modo que venga a decir: escribe tanto como yo escribo, so pretexto, como quiere Benot (4. 278), de que el segundo término de las cláusulas comparativas es una oración complementaria cuyo verbo casi siempre se omite: no diremos que en realidad y para la Lógica no sea así; pero si la cláusula: Escribe tan- to como yo es perfectamente clara tal cual está, y si así pode- mos analizarla sin más, considerando a tanto como yo como un simple adverbio frase que modifica al verbo escribe, ni más ni menos como podrían hacerlo los adverbios poco O mucho: ¿por qué complicar el análisis mediante agregados inú- tiles?

5] Otra operación preparatoria del análisis de la cláusula, consistirá en desarrollar, cuando existan, to- das aquellas expresiones que pudiéramos llamar com- priímidas: tal es la palabra viceversa en la siguiente cláusula de Benot: Además, no fpuede' analizarse con separación lo condicionado de lo condicionante por ser correlativo lo uno de lo otro, y porque en nuestra len- gua se da el caso especialisimo de que ciertas desinen- cias de lo condicionante sirven también para lo condi- cionado, y viceversa (A. 267): es fácil ver que este viceversa, desarollado, equivale a toda la oración si- guiente: y de que ciertas desinencias de lo condicio- nado sirven también para lo condicionante.