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Quiere ser fundador y dice: Creo,
Dios y adelante el ánima española...
Y es tan bueno y mejor que fué Loyola:
sabe a Jesús y escupe al fariseo.
XIV
A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Por su libro Arias tristes.
Era una noche del mes
de mayo, azul y serena;
sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena,
iluminando la fuente
en donde el agua surtía,
sollozando intermitente.
Sólo la fuente se oía.
Después se escuchó el acento
de un oculto ruiseñor.
Quebró una racha de viento
la curva del surtidor.
Y una dulce melodía
vagó por todo el jardín:
entre los mirtos tañía
un músico su violín.