sobre las dichas materias al gobernador y audencia real, que en Manila había, y pidió á Daifu, que estas cartas y recaudo las llevase (para que fuese con mas autoridad y crédito) criado y persona de casa de Daifu, el cual lo tuvo por bien, y las despachó con el capitan Chiquiro, Japon infiel su criado, que llevó un presente de armas diferentes al gobernador, y las cartas de Fr. Gerónimo sin carta particular de Daifu, mas de que en su nombre fr. Gerónimo decía escribía, y pedía y daba á entender el mejor estado, que ya tenían las cosas de la paz, y amistad de las Filipinas con el Japon, y lo que Daifu prometía y aseguraba, y que para afijar esto mas, él le había prometido que los Españoles irían con sus navios de trato al Quantó, y que el gobernador le enviaría maestros y oficiales para fabricar navíos, con que navegar desde el Japon á la Nueva España[1], y el trato y amistad con el virrey della, y que ya le había dado licencia Daifu, para que fuesen religiosos á Japon, y hiciesen cristianos y fundasen iglesias y monasterios, y le había dado un buen sitio para una, en el Míaco, donde quedaba, y lo mismo sería en las demas partes y lugares de Japon, que quisiesen. Esto añadió Fr. Gerónimo, á lo que Daifu había tratado, y lo dijo con artificio y maña, para mover á los religiosos de las Filipinas, á que todos tomasen de mejor gana á su cargo la solicitud del negocio con el gobernador y audiencia, para que con mas facilidad se viniese en todo ello, por no perderlo mucho que Fr. Gerónimo decía tenía andado.
En el mismo gobierno de don Francisco Tello, por el año de mil y seiscientos, á postreros del mes de Octubre, llegó un navío de la provincia de Camarines,
- ↑ Este fraile era vulgar diplomático, pero muy mal político, y como consecuencia de sus travesuras, en vez de arreglar el negocio de la religión, sólo irritó á Daifusama, quien al principio no estaba dispuesto á perseguir á los cristianos.