de Axqueta Menchaca, para que buscase al enemigo, y lo acabase. Salió con doscientos Españoles, soldados y aventureros, trescientos Japones, mil y quinientos Indios, Pampangos y Tagalos[1], á veinte de Octubre, y diose tan buena maña, que con poca ó ninguna pérdida de su gente, halló los Sangleyes fortificados en San Pablo, y en Batangas, y peleando con ellos, los mató y degolló á todos, sin que ninguno escapase, sino fueron doscientos, que trujo vivos á Manila, para las galeras, en que se ocupó veinte días, con que se puso fin á esta guerra, quedando en Manila muy pocos mercaderes, que con sus haciendas habían tomado buen consejo de meterse con los Españoles en la ciudad, que cuando se comenzó la guerra, no tenía sietecientos Españoles, que pudieran tomar armas[2].
Acabada la guerra, comenzó la necesidad de la ciudad, porque, no habiendo Sangleyes que usaban los oficios, y traían todos los bastimentos, ni se hallaba que comer, ni unos zapatos que calzar, ni por precios
- ↑ Argensola dice «cuatro mil Pampangos, armados á la usanza de su patria de arcos, flechas, medias picas, paveses y puñales anchos y largos,» fueron enviados por el alcalde de Pampanga al socorro de Manila, que ya estaba falto de soldados.
- ↑ En esta lucha se cometieron muchas crueldades y se mataron á muchos Chinos pacíficos y amigos. D. Pedro de Acuña, que no supo prevenir ni ahogar esta terrible insurrección en sus principios, contribuyó también en las horribles carnicerías que se siguieron. «Y así muchos Españoles y Naturales por orden de D. Pedro andaban á caza de los Sangleyes desmandados.» Hernando de Avalos, alcalde de la Pampanga, prendió más de 400 Sangleyes pacíficos «y llevándolos á un estero, maniatados de dos en dos, entregados á ciertos Japones, los degollaron. Predicóles primero el P. Fr. Diego de Guevara de la orden de S. Agustín, Prior de Manila que hizo esta relación, y solos cinco dejaron la idolatría»… ¿No hubiera hecho mejor en predicar al alcalde Avalos y recordarle que era hombre? Dicen los historiadores Españoles que los Japoneses y Filipinos se mostraron crueles en la matanza de los Chinos; es muy probable, dado el rencor y odio que se tienen; pero los que mandaban contribuían también á ello con su ejemplo. — Dicen que murieron más de 23,000 Chinos. «Afirman algunos que fué mayor el número de los Sangleyes muertos. Mas, porque no se echase de ver el exceso que hubo en admitir tantos en la tierra contra las prohibiciones reales, encubrieron ó disminuyeron los ministros el número de los que perecieron.» (Arg. lib. 9º)