en dineros, á las Filipinas, mas de quinientos mil pesos, cada un año[1].
De ordinario, vienen de la gran China á Manila, mucha cantidad de somas y juncos (que son navíos grandes) cargados de mercaderías, y cada año suelen venír treinta, y otra veces cuarenta navíos, que aunque no entran juntos, en forma de flota y armada vienen en escuadras, con moncion y tiempo hecho, que lo mas ordinario, es á la luna nueva de Marzo; son de los provincias de Canton, Chincheo, y Ucheo[2], de donde salen; hacen su viaje hasta la ciudad de Manila, en quince ó veinte días, y venden sus mercaderías, y vuelven á tiempo, antes que entren los vendabales, que es en fin de Mayo y pocos días de Junio, por no peligrar en su navegación.
Estos navíos vienen cargados de mercaderías, con gruesos mercaderes cuyas son, y con criados y factores de otros que quedan en la China, y della salen con permiso y licencia de sus Virreyes y mandarines, y las que comunmente traen y se venden á los Españoles, son seda cruda en mazo, fina de dos cabezas, y otra de menos ley; sedas flojas finas, blancas y de todos colores, en madejuelas, muchos terciopelos llanos, y labrados de todas labores, colores y hechuras; y otros, los fondos de oro, y perfilados de lo mismo; telas y brocadetes de oro y plata, sobre seda en diversas colores y labores, mucho oro y plata hilada en madejas, sobre hilo y sobre seda, pero, la hojuela de todo el oro y plata, es falsa, sobre papel: damascos, rasos, tafetanes, y gorbaranes, picotes, y otras telas de todas colores, unas mas finas y mejores que otras; cantidad de lenceria de yerba, que llaman lenzesuelo, y de mantería blanca de algodon, de diferentes géneros y suertes; para todo servicio; almizcle, menjuy, marfíl, muchas curiosidades