mas grangeros y sobrados de dineros los suelen hacer despues, á precios mas moderados, y lo guardan para otro año; y algunos Sangleyes, con la misma intención, se quedan en Manila con parte de sus mercaderías, cuando no han tenido buena salida dellas, para irlas vendiendo mas de espacio. Es gente muy práctica, é inteligente en la mercancía, y de mucha flema y reportación para hacer mejor su negocio: y saben fiar, y hacer comodidad liberalmente á quien saben les trata verdad, y no les ha de hacer falta en la paga, al tiempo que ponen; por otra parte, como gente sin ley ni conciencia, y tan codiciosa, hacen mil fraudes, y engaños en las mercaderías, que es menester estar muy atentos, y conocerlas, para no ser engañados los compradores: los cuales tambien se esquitan en malas pagas, y trampas que las hacen, que en uno y otro, tienen de ordinario los jueces y audiencia bien en que ocuparse.
De Japon vienen asimismo cada año del puerto de Nangasaqui, con los nortes de fin de octubre, y por el mes de Marzo, algunos navíos de mercaderes Japones y Portugueses, que entran y surgen en Manila, por la misma orden; la gruesa que traen es harina de trigo, muy buena para el abasto de Manila, cecinas estimadas, algunas sedas tejidas de matices, curiosas, biobos al olio[1], y dorados, finos y bien guarnecidos, todo género de cuchillería, muchos cuerpos de armas, lanzas, catanas y otras visarmas, curiosamente labradas, escritorillos, cajas, y cajuelas de maderas, con barnices y labores curiosas, y otras bujerías de buena vista, peras frescas muy buenas, barriles y balsas de buen atun salpresado, jaulas de calandrias muy buenas, que
- ↑ Biombos. Parece que en tiempo de Morga pintaban los Japoneses al óleo, cosa que ahora no se puede facilmente comprobar. Acaso el observador Morga se haya equivocado, tomando por pintura al óleo la laca y el maqueado de algunos biombos japoneses ó la pintura en relieve que aún hoy se ejecuta en el Japón.