pañoles en la isla de Panay en Oton[1], que le puso por nombre la villa de Arévalo; y en su tiempo, se engrosó el trato de los Chinos, y les hizo alcaycería, y parían dentro de la ciudad, en que sacasen sus mercaderías, y las vendiesen. Procuró descubrir la navegación desde las islas de vuelta para la Nueva España, por la parte del Sur, á que envió al capitán don Juan Ronquillo del Castillo su primo, lo cual no pudo tener efecto, porque habiendo navegado algún tiempo, hasta hallarse en parage de la Nueva Guinea, con muchos temporales contrarios, no pudo pasar adelante, y arribó á las Filipinas. Asimismo despachó otro navío á cargo de don Gonzalo Ronquillo de Vallesteros al Perú, con algunas mercaderías, en demanda de algunas cosas que decía había menester para las Filipinas de aquellas provincias; el cual volvió del Perú, hallando ya muerto al Gobernador. Impuso el dos por ciento de derechos de la salida, de las mercaderías que vienen embarcadas para la Nueva España; y el tres por ciento de las que los Chinos traen á las Filipinas, que aunque por haberse hecho sin orden de su Magestad, fué reprendido, quedaron estos derechos puestos y asentados para adelante.
En el mismo gobierno (por haber sucedido su Magestad en los reinos de Portugal, y mandando al gobernador de Manila tuviese buena correspondencia con el capitán mayor de la fortaleza de la isla de Tidore, en el Maluco, y la socorriese de lo que hubiese menester) envió una armada y gente de guerra á ella, desde Manila, á cargo del capitán don Iuan Ronquillo del Castillo, á pedimento de Diego de Azambuja, capitán mayor de Tidore, para la jornada y conquista de la isla de Terrenate, que habiendo llegado á el Maluco no tuvo el efecto que se pretendió[2]. Y de aquí ade-