No esté el señor Belerofonte ufano
de que un monstruo rindió, que eso es Chîmera.
No se aplaudan hazañas del Tebano,
que son fábula, historia y friolera:
vengan acá, si están por ahí à mano,
llevarán dos lecciones de qualquiera
de estos chulos, que en semejantes lides
Belerofontes son, y mas que Alcides.
Luego que al Mar el Sol retire el coche,
(cuyas priesas serán extraordinarias)
de gala vestirá la obscura noche
con antorchas, hogueras, luminarias:
en las pálidas sombras tal desmoche
hará la multitud de luces varias,
que se verá, que en mi brillante alfombra
admira todo, pero nada asombra.
El ayre vestirán cien mil cohetes,
y viendo deslucir sus explendores,
andarán las estrellas à cachetes,
huyendo los chisperos voladores:
el raso azul se volverá droguetes
con listones de luz de mil colores,
y si no pilla el Sagitario el trote,
temo, que le chamusquen el vigote.