100 POLÍTICA DOMÉSTICA
niño, viendo que sus padres, á quienes todos ro- dean con respeto, hacen acogida solícita y cordial tanto á los extraños como á los amigos de la casa,, pronto conoce que esta benevolencia es obligatoria. y honrosa para la familia. Cierto instinto le hará considerarse obligado á imitar el proceder de sus. padres, so pena de sufrir una especie de deshonor; no querrá que el hijo de personas tan corteses y generosas sea tachado de grosero y mezquino, y obrará con sus amigos, como sus padres obren con los suyos. .
Para cultivar esas disposiciones é inculcar más la cortesanía en el corazón de los niños, convendrá indu- cirles á que hagan el papel de caballeros de sus her- manas y de las niñas de las familias amigas de la casa. La facilidad con que ellos confunden lo ficticio con lo real, y la aptitud que tienen para imitar, posibilita el acostumbrarlos pronto á ejercitar la benevolen- cia, á pesar de sus instintos egoistas y altivos, Las niñas tienen maravilloso tacto para hacer flexible y dócil el carácter de los muchachos, para conducir- los poco á poco á mostrarse atentos y complacien- tes; y, como ellas saben el poder de su debilidad, castigan con una lágrima y recompensan con una sonrisa.
De todo esto, dedúcese que la cortesanía es, ó de- be ser, un medio de reprimir el espíritu del egoismo,
