POLÍTICA DOMÉSTICA 331
señora como esa, muy bien podría pasar sin habili- dades.» Esto prueba la confianza con que “está dis- puesto á recibir cuanto usted se digne decirme sobre el asunto; y, por mi parte, cualquiera que sea el partido que tomemos, estaré tranquila si usted lo aprueba.
Muy estimada amiga mía:
Puesto que usted quiere dar algún valor á mi humilde opinión, me apresuro á decirle que no se separe de su querida hija. No creo que hay lugar alguno donde ella pueda estar tan bien, y estoy segura de que ninguna de las ventajas de la educa- ción que Mariquita encontrase en otra parte podría suplir las que perdería, si se alejase de usted. Co- nozco los más acreditados colegios de señoritas, es- tablecidos en Buenos Aires; considero utilísimos estos institutos, y abrigo la convicción de que muchas niñas reciben en ellos mejor educación que la que podrían recibir en el hogar doméstico, mas no se halla en este caso su niña de usted, porque al lado de su madre. encuentra lo más importante de la educación de una mujer; y no creo menos, amiga mía, que muchos padres se contentarían, como el
