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LA UNIÓN DOMÉSTICA
La unión doméstica no se constituye por sí mis- ma: la voz de la sangre no es bastante poderosa para mantener y consolidar esta unión que, sin embargo de parecer enteramente natural, es resultado de es- fuerzos y sacrificios perseverantes y continuos.
La desigualdad de los caracteres, la de los senti- mientos y la de los hábitos propenden incesantemen- te á aislar á los individuos, aunque éstos estén obligados á vivir en relaciones mutuas muy frecuen- tes; pues estas relaciones, en vez de estrechar entre personas de una misma sangre una unión sincera y cordial, ocasionan en muchos casos desavenencias que suelen dejar heridas incurables en el fondo de los corazones.
Para prevenir esas perturbaciones, para alejar de