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JUICIO LITERARIO

Filadelfia, sobre la que escribió otro libro en el que refleja sus impresiones (Los Estados Unidos, tal cual son), recorrió las Repúblicas del Pacifico, siendo presentado a su prensa periódica y centros literarios por Vicuña Mackenna en Chile, por Palma en el Perú y por el insigne poeta yankee Longfellow en Boston —como ya lo fuera en España por Castelar, Alarcón, Castro Serrano, Campoamor, Zorrilla, Valera y otras notabilidades,— contándolo entre los peregrinos la Exposición de París en 1889—tercer viaje en que dirigió sus excursiones por Suecia, Moscon, etc.

Llevado á la magistratura de su país, inició varias reformas en el procedimiento legal con el propósito de que la justicia fuese rápida y barata.

Para resumir, añadiremos que el doctor Obligado fué, en diversas épocas de su vida, militar, periodista, viajero, secretario del Departamento General de Escuelas, Fiscal, Juez de primera Instancia, Municipal, etc., colaborador sin descanso en diarios, correspondencias y folletines de dentro y fuera del país, incluso la histórica Revista de Buenos Aires, en cuyas páginas ensayó el vuelo, dejando rastros de su pluma chusca, infatigable y fecunda, sin olvidar, por último, sus ciento y tantas tradiciones ya coleccionadas.

Al dar fin á este esbozo relativo al inteligente modesto publicista que lo ocasiona, nos permitimos tomar de carta anterior del laureado Carlos Guido y Spano un pasaje en que le congratula sinceramente por su labor literaria con estas palabras generosas, que también hacemos nuestras:

«... Mil plácemes por su libro que ha merecido ya tantos aplausos. Visito en compañía de usted lo que otros han ido abandonando en el camino y cuyo recuerdo se perpetúa en las narraciones vivas de su pluma amenísima. Volver la mente á lo pasado, equivale á duplicar los goces ó las impresiones de nuestra vida actual. Usted ha registrado los cofres de los abuelos fenecidos y ha encontrado en ellos joyas que, si no están de moda, conservan siempre su valor intrínseco, siendo no pocas de oro fino, de las que se guardan como reliquias de familia. Gracias por la parte que puede corresponderme en la herencia común, inventariada con tanta diligencia y primor de cariñoso ingenio, empleado en curiosear tradiciones antiguas.... »