Página:Tradiciones argentinas Primera serie.djvu/16

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En caso de fallecer alguno, muerto quedaría pero enterrado no, mientras no apareciera alma piadosa que pagara por quien tuvo ese mal gusto. Entonces, como al presente, tan irresistible persuasión tenía el mal, que al referir el embustero vicios inventados, mayor crédito alcanzaba, que narrando el veraz virtudes ciertas. Su reconocida virtud no impidió largos y fríos días de prisión al doctor Campana.

Mayor que el de muchas cuchilladas es el daño que una calumnia produce. Aquellas heridas cicatrizan; abierta siempre ésta, su cura es dolorosísima é ineficaz. ¿Llegará la rectificación al que la oyó? Una hiere; la otra, asesina moralmente y sin prevenir por la espalda. Como toda traición la calumnia es cobarde.

Campana, rico de nacimiento y hasta después de sus días, poseía desde antes que las huerfanitas del Colegio nacieran, mayor caudal que la limosna para ellas recolectada. Cuando al fin la verdad se abrió paso, uno tras otro y antes de dirigirse a su casa los dirigió detrás de San Miguel, que la experiencia le había enseñado ya a cuidar más de su buen nombre que de sus peluconas.

A la puerta del Colegio de Huérfanas nuevos inconvenientes se opusieron para franquearle entrada, que obstruían los últimos restos de la