Página:Tradiciones argentinas Primera serie.djvu/161

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alimentó, llevándole á otra vecina más pobre. En cuanto al propio sustento, bien mezquino por cierto á su flaca humanidad tan económica, no se preocupaba, contando mesa puesta en todos los ranchos de la vecindad, donde se le llamaba al pasar, bien que en muchos no había mesa ni pernirrota. Cuando al sonar las doce la campanita de la iglesia, salía por cualquiera de las estrechas calles que la rodeaban, seguro estaba que en más de una asomaría correntina dadivosa á rogarle entrara á partir su pan de cada día.

— No caso único, — terminó el padre Quintana.

En los ejércitos de la Patria, aquí y en otras provincias, como en la misma España, en lucha por la independencia primero, y en la de los carlistas ¡cuántos sacerdotes á imitación de los Levitas del pueblo del Señor tuvieron que encabezar huestes para repeler invasores!

Si algunos sacerdotes tomaron armas, mayor número de hombres de armas colgaron éstas en las postrimerías de su vida, acaso desencantados de gloria mundanal.

El capitán Argerich que cargó en andas la imágen de Nuestra Señora de las Mercedes hasta el campo de la gloria en la ciudadela, al día siguiente de la victoria de Tucumán, fué uno de