para el cuatro! — ¡Chocolate y tostada para el seis! — ¡Dos para el doce! — ¡Te y ron para el trece! — siguiendo la numeración de las pequeñas mesas de cedro. Llegaba, pues, don Cancillo, sonriendo con El Nacional, número reservado para los reservados. Bien pudiera repetirse, en aquel solemne momento, la salutación de Eneas á la flechada Dido:
- «...intentique hora tenebant».
Todos callaban, agrupándose los que esperaban, y entrando retardados, mientras que, limpiando sus gafas con inmenso pañuelo á cuadros, sorbía su riquísimo café, refiriendo como introducción novedades de Bolsa y Mercado de Frutos, al desplegar con calma el diario repetía sonriendo su muletilla: «Bien está San Pedro en Roma, mientras yo coma».
Acercaban con ruido sus sillas á la mesa del rincón el grave don Cayetano Grimau, marino en cesantía, poniéndose los anteojos para oír mejor, Larrosa cobrador de Pestalardo, (Teatro de Colón), los señores Amadeo, don Luis, don Vicente, de rematrimoniamiento reciente, á sus sesenta: padre, hijo y nieto, trinidad de Amadeos, tan religiosos como honrados; don Evaristo Pinedo, Lugones, Eastman, etc., siguiendo