al marqués de Lassenay, quien en nombre del gran francés venía á tentarle á él, francés, antes que general español, ofreciera su virreinecía bajo la protección del gran usurpador.
Sucesivamente acababa de leer:
Otro recorte de Gaceta vieja aludía al «tuerto Pepe Botellas», menos tuerto y menos botella que el último virrey Cisneros, mandado como de encargo: «Yo soy el rey por derecho del amo del mundo, que San Napoleón impera en la tierra más que Santiago en el cielo».
En las Juntas que nunca comulgaron juntas, pues cada provincia levantó una, la central de Madrid, de Sevilla, de Cádiz, de Galicia y hasta del último rincón de España, cuando á la afligida madre Patria apenas restaba un pedacito de isla, cada alcalde repetía: «Cuidadito con dar cumplimiento á lo mandado por esos cuatro gatos, ó