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Página:Tradiciones peruanas - Tomo III (1894).pdf/106

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Tradiciones peruanas

No había hecho dos leguas de camino, cuando se sintió atacado de un mal tan repentino y violento que media hora después era cadáver.

Como se ve, la mitra de Ayacucho llevaba en sí algo parecido & sentencia de muerte próxima.

Vamos hoy á referir algunos rasgos característicos de un obispo que también murió de mala manera.

I

Por los años de 1782 entró á regir la diócesis de Huamanga, como su vigésimo obispo, D. Francisco López Sánchez, abad de Motril. Era éste un español tesonero para el trabajo, y muy enérgico para meter en vereda á la clerecía cuyas costumbres eran relajadas.

En el carácter de su ilustrísima había mucho del soldado; pues cuando por buenas no lograba hacerse obedecer, arremetía á sopapos con el más pintado.

El hombre era ligero de manos y de pocas pulgas. El clero de su época era torpe, ignorante, servil, crapuloso y desaseado; pues muchos sacerdotes, á juzgar por el traje, tenían aspecto de cocineros más que de ministros del altar.

Salvo lo fosfórico de su genio, que no hay hombre perfecto, era el señor López Sánchez un obispo moral, instruído, generoso, caritativo y muy amigo de chistes y agudezas.

En 1783 mandó hacer algunas reparaciones en el salón episcopal, y viendo que el albañil no era bastante diestro para blanquear la pared, le arrebató su ilustrisina el broquel, atóse á la cabeza un pañuelo de palla cate, cubrióse el cuerpo con una chaqueta ó gabardina, y muy seriamente se puso á la obra.

En esta ocupación fué sorprendido por un pretendiente á órdenes sagradas, quien tomándolo por verdadero albañil, le preguntó por su—señoria ilustrisima.

Bajóse del andamio el Sr. López Sánchez, y encarándose con el petulante le dijo: —Seor bellaco, no tengo cara de obispo?

El monigote se deshizo en excusas, y dijo que no había podido pensar que todo un mitrado se ocupase en albañilería.

Vaya una salida de tono! Estoy en mi casa y hago lo que me da la gana. ¿Está usted? ¿Y qué es lo que quiere?

—Ilustrísimo señor, soy aspirante á órdenes y venía á saber si.....

Bien, bien! Presentese usted al sínodo, y déjeme en paz.