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Página:Tradiciones peruanas - Tomo III (1894).pdf/211

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Ricardo Palma

Los viajeros iban con el credo en la boca, que el respetable Apurimac no soporta bufonadas. El puente oscilaba como una hamaca suspendida sobre un abisino. De pronto lanzaron todos un grito espantoso que repercutió en las concavidades de los cerros.

Una de las mulas habia pisalo en falso y caídlo en el precipicio. Viósela rebotar sobre las peñas y luego ser arrastradla por la terrible corriente.

D. Olegario se puso pálido como un cadáver. La mula perdida era la que conducia su fortuna, el fruto de toda una existencia do fatigas y privaciones.

En un minuto vió el infeliz desvanecidas sus ilusiones de pasar la vejez sin miedo á los horrores de la mendicidad. Consideróse ya sin fuerzas para ganar el pan y seguir peleando la batalla de la vida: la fe lo abandonó; In desesperación hizo presa en su espíritu, borrando en él las consoladoras creencias del cristiano, y volvien lose á sus compañeros de viaje les dijo: —Caballeros, órdenes para el infierno.

Y el andaluz se precipitó en el abismo.

XIV

PALABRAS SACAN PALABRAS

Es D. Bernardino Velasco y Pimentel, duque de Frías y conde de Peñaranda, el autor que en su entretenido libro Deleite de la discreción me proporciona el asunto de la tradicioncita que va a leerse. Hágolo constar por lo que potest.

Tuvo el Cuzco allá en el pasado siglo un obispo de pobre moollo, poro muy ensimistado, y que al más guapo le plantaba una fresca en sus peinadas barbas si era lego, ó una púa en el cerviguillo si era tonsurado, Y con tanto se quedaba el agraviado; porque ¿quién iba á atreverse, en esos tiempos, á contestar con otra fresca á todo un mitrado! Él tenía á gala faltar al respeto á todos, sin recorilar que existe un rufrin que dice: razones sacan razones. » Vacó en cierta ocasión una canonjía, y un cura que se creía con antigiedad, títulos y ciencia y suficiencia para obtenerla, fuése al obispo y manifestóle cortesmente y sin muchos rodeos su pretensión. Su ilustrisima, que había amanecido malhumoralo ó á quien no fué simpático el prójimo, le contestó con tono agrio: