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Página:Tradiciones peruanas - Tomo III (1894).pdf/231

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Ricardo Palma

El Telica salió de Guayaquil con dirección al Callao; pero retardado en su viaje por causa de las nieblas, falto de combustible, exasperado el capitán por las quejas de los que á bordo venían, y más que todo por los desdenes de una bellísima pasajera, resolvió poner trágico fin á sus angustias. El Telica tuvo que arribar al puertecito de Huarmey, y apenas fondeado, los pasajeros se trasbordaron con sus equipajes á las canoas de los indios pescadores, dirigiéndose inmediatamente á tierra. Hallabanse ya almorzando en el tambo de Huarmey, cuando Metrovitch disparó un pistoletazo sobre un barril de pólvora é hizo volar el vapor, salvándose sólo el marinero Tomás Jump, que á nado pudo llegar á la playa. D. Tomás Jump era en 1845 uno de los más ricos comerciantes del Callao.

La relación de Camacho nos ha sido ratificada después por D. Santiago Freundit, comercianto del Callao, que fué uno de los pasajeros del Telica y testigo, por consiguiente, de la catástrofe. En ella, y en el clesdeñado amorío del capitán, puede hallar vasto tema la fantasía de un novelista.

XXVII

UN FANÁTICO

El subprefecto de Casma D. José María Terry pasó á la autoridad superior, con fecha 18 de abril de 1848, un oficio que, impreso, se encuen tra en El Comercio, de Lima, correspon—liente al sábado ó de mayo. Sobre tan irrecusable documento basamos este articulejo.

Era la cuaresma del año 1848.

En todos los pueblos del departamento de Huaraz los curas predicaron sobre el pecado y el infierno y sus horrores sermones tan estupendos, que á los indios sus feligreses so les ponían los pelos de punta. La raza indígena es de suyo propensa á creer en los suplicios materiales con que diz que son afligidos en el otro mundo los que no anduvieron derechitos en este de lágrimas y zanguaraña. Además, el indio es eminentementefanático. En punto á religión tiene la fe del carbonero, y acoge como verdad evangelica cuanta paparrucha sale de los labios, no siempre bien inspirados, del taita eura.

Tal fué el efecto de las pláticas en aquella cuaresina, que apenas si se Toxo III