ta días que duró su gobierno hasta la llegada del príncipe de Santo—Buono, nombrado virrey en propiedad. Después del interinato político, pasó Esquivel á desempeñar el empleo de mayordomo de su ilustrísima, quien á la sazón se preparaba para regresar á su diócesis de La Plata.
Además el de Esquivel blasonaba de nobleza y lucía escudo cortado: el primer cuartel en oro con una águila en sable, y el segundo en azur con cuatro barras de oro, que son las armas del apellido Esquivel. Como se ve, no era D. Alonso ningún majagranzas pobretón, sino todo un personaje.
Entre la tía, que patrocinaba los amores de éste, y la sobrina, rehacia en desahuciarlo, sosteníase diariamente cruda batalla.
Baste, para formar idea del carácter de esa lucha, el oir parle Antoné Arrobije de la conversación que en la tarde del 16 de junio de 1717 tenían en la puerta de calle la beata y su protegido: Lima Fauste Prebige decking D. Antonio Zuloaga, noveno arzobispo de Litua —Fibra, mi señora doña O, mucha fibra, si no quiere usted que esa descocada y ese mozo libertino hagan chichirimico de nosotros. Córtele usted las trenzas, y al convento con ella, que ya la madre abadesa sor Estefanía de los Clavos está prevenida y se pinta sola para domeñar doncellitas levantiscas.
—Así se hará como vuesa merced me lo aconseja, mi Sr. D. Alonso.
Mañana mismo dormirá Jovita en las bernardas de la Santísima Trinidad.
—Amén, y hasta la noche que daré la vuelta, trayéndole la licencia del Vicario para que la moza sea recibida en el santo claustro. Beso á usted la mano, mi señora doña O.
—Acompañe Dios al caballero.
II
Tocaban las ocho en San Francisco cuando tía y sobrina salían de la salve de la Soledad.