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Página:Tradiciones peruanas - Tomo II (1894).pdf/18

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Tradiciones peruanas

Y el caballeroso monarca, subiendo al anda de oro que llevaban en hombros los nobles del reino, continuó su viaje triunfal, Durante diez días los cuarenta mil hombres del ejército se ocuparon en abrir el cauce que empieza en los terrenos del Molino y del Trapiche y termina en Tate, heredad o pago donde habitaba la hermosa joven de quien se apasionara Pachacutec, El agua de la achirana del Inca suministra abundante riego á las haciendas que hoy se conocen con los nombres de Chabalina, Belén, San Jerónimo, Tacama, San Martín, Mercedes, Santa Bárbara, Chanchajaya, Santa Elena, Vista—alegre, Sáenz, Parcona, Tayamana, Pongo, Pueblo Nuevo, Sonumpe y, por fin, Tate.

Tal, según la tradición, es el origen de la achirana, voz que significa lo que corre limpiamente hacia lo que es hermoso.

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POR BEBER EN COPA DE ORO

El pueblo de Tintay, situado sobre una colina del Pachachaca, en la provincia de Aymaraes, era en 1613 cabeza del distrito de Colcabamba.

Cerca de seis mil indios habitaban el pueblo, de cuya importancia bastará á dar idea el consignar que tenía cuatro iglesias.

El cacique de Tintay cumplía anualmente por enero con la obligación de ir al Cuzco, para entregar al corregidor los tributos colectados, y su regreso era celebrado por los indios con tres días de ancho jolgorio.

En febrero de aquel año volvió á su pueblo el cacique muy quejoso de las autoridades españolas, que lo habían tratado con poco miramiento.

Acaso por esta razón fueron más animadas las fiestas; y en el último día, cuando la embriaguez llegó á su colmo, dió el cacique rienda suolta á su enojo con estas palabras: —Nuestros padres hacían sus libaciones en copas de oro, y nosotros, hijos degenerados, bebemos en tazas de barro. Los viracochas son señores de lo nuestro, porque nos hemos envilecido hasta el punto de que en nuestras almas ha muerto el coraje para romper el yugo. Esclavos, bailad y cantad al compás de la cadena. Esclavos, bebed en vasos toscos, que los de fino metal no son para vosotros.

El reproche del cacique exaltó á los indios, y uno de ellos, rompiendo la vasija de barro que en la mano traía, exclamó: ¡Que me sigan los que quieran beber en copa de oro!