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Ricardo Palma

Se cree por unos que las alhajas estén enterradas en sótanos de la misma población, y otros sospechan que se hallan en el túnel que servía de camino para la comunicación entre San Pedro y Sisicaya. Finalmente, no falta quienes presumen que hay un tesoro escondido en la cima del cerro de Santa Ana, y cuentan que un desertor, en la época de la guerra de la Independencia, se refugió en las alturas y vió en una cueva ornamentos y otras prendas de iglesia.

Los laboriosos y sencillos vecinos que hoy tiene San Pedro—Mama aseguran oir en ciertas noches, después de las doce, hora de duendes, brujas, aparecidos, ladrones y enamorados, el sonido de una campana por el lado donde existió el hospital, En materia de idolatría y superstición de los indios, podríamos escri bir largo. Sin embargo, no dejaremos en el fondo del tintero que en la provincia de Chachapoyas existió la fuente Cuyana (fuente de los amores) en la cumbre de un cerro escarpado, euyo acceso era tan dificil que había necesidad de subir á gatas, y aun así se corría peligro de caer y despeñarse. La fuente tenía dos chorros: el agua del uno inspiraba amor por la persona que la daba á beber, y la del otro inspiraba aborrecimiento. Has ta los españoles llegaron á acatar esta superstición; pero en 1610, los jesuítas destruyeron la fuente y extirparon la idolatría de que era objeto.

Así lo asegura Torres Saldamando, en sus interesantes puntes para la historia de los antiguos jesuitus del Perú.

Tan popular debió ser la creencia en las virtudes de esa agua, que hoy mismo se dico, cuando una persona cambia la repugnancia en cariño, Si habrás bebido un traguito de la fuente Cuyana?

II

EL VIRREY MARQUES DE SALINAS El Excmo. Sr. D. Luis de Velazco entró en Lima, como virrey del l'erú, habiéndolo sido antes de Méjico, el 24 de julio de 1596.

Desde que toinó las riendas del gobierno consagró su actividad á desbaratar el atrevido proyecto de la Holanda, que aspiraba á arrebatarle á España las colonias de América. Simón de Cordes, Olivier de Nott y otros corsarios con muchos buques, poderosa artillería y gente resuelta, habían pasado el estrecho de Magallanes y fundado la orden pirática del León desencadenado.

El virrey manló salir del Callao la escuadra, bien débil en verdad, á órdenes de su hermano. El desastre era seguro si los piratas hubieran tenido la fortuna de encontrar la escuadrilla al alcance de sus cañones.