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Tradiciones peruanas

un sujeto muy cerrado de mollera, que leía mucho y ningún fruto sacaba de la lectura: «Déjese de libros, amigo, y persuádase que el huevo mientras más cocido, más duro.» Esquilache, al regresar á España en 1622, fué muy considerado del nuevo monarca Folipe IV, y murió en 1658 en la coronada villa del oso y el madroño.

Las armas de la casa de Borja eran un toro de gules en campo de oro, bordura de sinople y ocho brezos de oro.

Presentado el virrey poeta, pasemos á la tradíción popular.

II

Existe en la ciudad del Cuzco una soberbia casa conocida por la del Almirante, y parece que el tal almirante tuvo tanto de marino, como alguno que yo me sé y que sólo ha visto el mar en pintura, La verdad es que el título era hereditario y pasaba de padres á hijos.

La casa era obra notabilísima. El acueducto y el tallado de los techos, en uno de los cuales se halla modelado el busto del almirante que la fabricó, llaman preferentemente la atención.

Que vivieron en el Cuzco cuatro almirantes, lo comprueba el árbol genealógico que en 1861 presentó ante el Soberano Congreso del Perú el Sr. D. Sixto Laza, para que se le declarase legítimo y único representante del inca Huáscar, con derecho á una par de las huaneras, al ducado de Medina de Ríosoco, al marquesado de Oropesa y varias otras gollerías. ¡Carillo iba á costarnos el gusto de tener príncipe en casa! Pero conste, para cuando nos cansemos de la república, teórica ó práctica, y proclaruemos, por variar de plato, la monarquía, absoluta ó constitucional, que todo puede suceder, Dios mediante y el trotecito trajinero que llevamos.

Refiriéndose á ese árbol genealógico, el primer almirante fué D. Manuel de Castilla, el segundo D. Cristóbal de Castilla Espinosa y Lugo, al cual sucedió su hijo D. Gabriel de Castilla Vázquez de Vargas, siendo el cuarto y último D. Juan de Castilla y Gonzalez, cuya descendencia se pierde en la rama femenina.

Cuéntase de los Castilla, para comprobar lo ensoberbecidos que vivian de su alcurnia, que cuando rezaban el Avemaría usaban esta frase: Santa Maria, madre de Dios, purienta y señora nuestra, ruega por nos.

Las arruas de los Castilla eran: escudo tronchado; el primer cuartel en gules y castillo de oro aclarado de azur; el segundo en plata, con león rapante de gules y banda de sinople con dos dragantes también do sinople.

Aventurado sería determinar cuál de los cuatro es el héroe de la tra-