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Ricardo Palma

bates obligaron á los filibusteros á abandonar el Pacífico. De regreso para el Callao, entró una de las victoriosas flotas en la rada de Paita, y hallándose el almirante de paseo en tierra, estalló la santabárbara de la nave capitana, salvando únicamente dos hombres de los cuatrocientos que la tripulaban.

Fué entonces cuando para defensa de Lima, amagada durante todo el siglo XVII por los piratas, decidióse á complacer á los vecinos amurallando la ciudad. En menos de tres años y con un gasto que no llegó á setecientos mil pe sos, se levantaron catorce mil varas de gruesos muros con catorce baluartes. A la vez se emprendió igual obra en Trujillo, gastándose en ella ochenta y cuatro mil pesos.

Datan también de esta época la fundación de la casa de Moneda, á la que hicieron mucha oposición los mineros de Potosí; la de los monasterios de Trinitarias y Santa Teresa, y la del beaterio del Patrocínio.

El de Navarra y Rocafull vino á relevar al virrey arzobispo Liñán Altunsach kulen El duque de la Palata vigesimo segundo virrey del Perú Cisneros, quien quiso continuar gozando de las mismas prerrogativas y fue ros de virrey, siendo la principal la de usar coche de seis mulas con cocheros descubiertos. Opúsose el de la Palata, y desde entonces anduvo el arzobispo quisquilloso con el nuevo gobernante.

Este dictó en 20 de febrero de 1684 unas sabias y justísimas ordenanzas poniendo las peras á cuarto á los curas explotadores de los infelices indios. El arzobispo clamoreó en el púlpito contra las ordenanzas, empleando lenguaje virulento; mas el duque resolvió que, mientras el venerable predicador no diese satisfacción, no asistieran tribunales y corporaciones á fiestas de catedral. Aunque los canónigos fueron á palacio á dar explicaciones al virrey, éste no aceptó excusas, y el día de la fiesta de San Fernando se marchó al Callao. El entredicho entre el jefe civil y el eclesiástico produjo gran escándalo; y arrepentido el bilioso arzobispo puso fin á él, saliendo eu su coche á recibir al virrey cuando éste regresaba TOMO I 18