Grandeza y altivez su faz anuncia;
Pende una lira informe de su cinto,
Y al resonar su canto, se estremecen
El aire, el mar, el cielo y las montañas."
Él sus pasos oyó, y atento espera,
Y tiembla al acercarse, y ambas manos
En ademán de súplica extendía.
"No temas (dicen ellos), extranjero,—
Si ya en forma terrestre, deleznable,
No eres un Numen que á la Grecia ampara;
¡Tanta grandeza en tu vejez descubres!
Si eres sólo un mortal; oh triste anciano!
No te arrojaron las marinas olas
A tierra cruda y de piedad ajena.
Nunca el destino da dicha colmada;
A ti los altos Dioses concedieron
Noble y sonora voz, pero tus ojos
Cerraron á la luz del claro día."
—"Infantil vuestra voz blanda parece:
Niños seréis, mas los discursos vuestros
Prudencia suma y madurez revelan.
Pero siempre recela el indigente
Extranjero que sirvan sus desgracias
De objeto á muchos de baldón y risa.
No compararme á los celestes Dioses
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EL CIEGO
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