—"Mercaderes de Cime me guiaron;
Dejaba de la Caria las riberas,
Por ver si Grecia patria me ofrecía
Y los Dioses benignos me otorgaban
Suerte menos cruel, horas serenas:
¡Que la esperanza hasta el sepulcro vive!
Mas nada tengo; ni pagar el viaje
Pude á los nautas, y ellos me arrojaron,
Como visteis poco há, á vuestra ribera."
—"¿Y porqué no cantaste, dulce viejo?
Con tu armoniosa voz pagar podías."
—"¡Hijos! del ruiseñor los dulces sones
Nunca del buitre calmarán la rabia,
Ni los avaros, insolentes ricos,
Alma tendrán para gustar del canto.
Guiado por mi báculo, en la arena,
Del piélago al mugir, solo, en silencio,
Escuché los balidos de un rebaño
Y el resonar de la bronceada esquila.
Tomé la lira: á sus movibles cuerdas
Los dedos apliqué, ya temblorosos,
La bondad implorando de los Dioses,
Y en especial de Jove hospitalario.
Mas de pronto sonó voz formidable
Y enormes perros contra mí vinieron,
Y vosotros, con piedras y con gritos,
Calmasteis luego su iracunda rabia."
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HISTÓRICAS, MITOLÓGICAS Y GUERRERAS