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EL MISERERE
Mis crímenes olvida;
Ni sombra de la culpa que me afea
Dejes; en ti á la vida
Resucitar se vea
Mi corazón, y renovado sea.
¿Cómo ardería tanto
Tu furor, que apartases la mirada
De mi sincero llanto,
Y tu diestra indignada
No depusiera la fulmínea espada?
Antes con rostro blando
Me acogerás en tu amoroso seno,
Mi espíritu dejando
Jubiloso y sereno.
De alto saber y fortaleza lleno.
Y arrancarás. Dios mío,
De mi pecho el cruel remordimiento
Por la sangre que impío
Derramó mi ardimiento,
Y mi boca abrirás con noble acento.
Triunfante en mi ventura
Cantaré largamente tus loores,
Y á la senda segura
Traeré los pecadores.
Tu poder celebrando y tus favores.