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MEMORIAS DE LOS MUERTOS
Ora el genitor amante
Que grave al partir nos nombra,
O de una hermana la sombra
Que en silencio va adelante.
A todos, hace un instante,
Atados en lazo estrecho
Nos abrigó un mismo techo;
Y hoy ¡cuan lejos del hogar
La frente han ido á posar
En frío y desierto lecho!
Con ellos el niño tierno
Cuya cuna está vacía,
Que inerte á la tumba fría
Cayó del seno materno.
Cuantos en descanso eterno
Yacen, desde el polvo helado
De aquel asilo sagrado
Talvez murmuran dolientes:
"¿Y vosotros los vivientes
Ya nos habéis olvidado?"
De olvido no os quejéis ¡oh manes caros!
¡Oh dulces prendas de entrañable amor!
Quien se olvide de sí, podrá olvidaros;
Para quien tenga lágrimas, lloraros
Es la dicha mayor.