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A ORILLAS DEL MAR
XXV
A ORILLAS DEL MAR
Subir me place al alto promontorio
Que el piélago domina,
A meditar mientras el sol radiante
Desde el zenit declina.
A la luz de esa antorcha miro el cielo,
Y cubierto de espuma
El dilatado mar; grandeza tanta
Mi pequeñez abruma.
Hablo, y escucho á las galanas ondas,
Y en mágico espejismo
Gozóme en festejar muertos ensueños
Que evoco del abismo.
¡Cuántos castillos levanté en la playa!
Derribólos el viento
Con sus torres y cúpulas altivas
De oro, y cristal, y argento.