Allí de la fructífera campaña
Sobre la igual, terciopelada alfombra,
La ciudad que él fundó marca su huella
Y del río á las márgenes descuella.
Sus calles repercuten todavía
Los nombres de sus árboles frondosos,
Como ansiando aplacar con su armonía
Las dríadas y silfos nemorosos
Que vieron con enojo el hacha impía
Invadir sus retretes misteriosos;
Y allí el aura es fragancia, y la hermosura
En el pérsico ve su imagen pura.
Arrojó en esta playa el Océano
A Evangelina, huérfana y proscrita,
Y si patria y hogar le hurtó el tirano,
Aquí otra patria con amor la invita.
René Leblanc, el venerable anciano,
Reposó aquí su dilatada cuita,
Y de cien descendientes, uno apenas
Vió en torno suyo al rematar sus penas.
Para su amiga en Filadelfia había
Algo que hablaba al corazón siquiera.
Algo que murmurarle parecía:
"Entre nosotros no eres extranjera."
Y el cuácaro tutear que en torno oía
Le recordaba aquella paz primera,
Aquel Edén de iguales y de hermanos,
Arcadia realizada entre cristianos.
Página:Traducciones poeticas.djvu/76
Apariencia
Esta página ha sido validada
42
AMATORIAS Y ELEGIACAS