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LA MUERTE DEL PAPAGAYO
Pero tú la primera,
Tórtola amante, llora:
Él en dulce recreo
Vivió siempre contigo:
No fué mejor amigo
Oreste ni Teseo.
Mas ¿qué contra la muerte
Pudo, mísero, aquella
Fidelidad valerte?
¿Qué el amor de mi bella?
Es inflexible el hado;
Llega el fatal momento,
¡Y caes, ornamento
Del ejército alado!
Con tu rosáceo pico
El múrice afrentaras;
Con tu plumaje rico
Las esmeraldas raras.
Con tu lengua el sonido
Que hubieses escuchado,
Volvíasle imitado
Engañando el oído.
Apenas un momento
Que del habla al cultivo
Negases, al sustento
Lo dabas fugitivo;