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LA MUERTE DEL PAPAGAYO
Lleváronse los vientos
Los votos de mi amada;
Sus votos, sus lamentos,
De muerte al ver postrada
Al ave peregrina
Que con voz lastimera
Habló por vez postrera
Diciendo: "¡Adiós, Corina!"
En el Elíseo existe
Opaco un bosque: el suelo
De hierba y flores viste
Inmortal arroyuelo.
Ni á pájaros da entrada
O inmundos ó inclementes,
Que es de aves inocentes
Pacífica morada.
Allí en concordia suma,
Fénices vividores,
Cisnes de blanca pluma:
El pavón sus colores
Despliega campeando,
Y la paloma tierna
Sus ósculos alterna
Con el arrullo blando.
Entre ellos recibido
El papagayo ahora,
Empieza agradecido
A hablar de su señora;