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Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/111

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Edipo en Colono

¡No me toméis, os conjuro, por un despreciador de las leyes!

¡Zeus protector! ¿qué anciano es este?

Un hombre que no tiene el más feliz destino, ¡oh éforos de esta tierra! Y lo pruebo por el hecho mismo. A no ser así no hubiera venido gracias á otros ojos, y no me sostendría, siendo grande, gracias á un apoyo tan débil.


Antistrofa I

¡Ay, ay! ¡ciego! ¡bajo un adverso destino desde la infancia, y, ciertamente, hace muchísimo tiempo, como puede pensarse! Pero, en cuanto yo pueda oponerme á ello, no añadirás á esas desdichas una impiedad por la cual serías encomendado á las imprecaciones. Pasas, en efecto, pasas el límite. No te metas en ese bosque sagrado, cubierto de hierba y silencioso, en que la crátera mezcla el agua á la dulce miel. ¡Ten cuidado, desgraciado extranjero, ten cuidado! ¡Retrocede, vete de ahí! Retírate á gran distancia. ¿Oyes, oh desventurado vagabundo? Si tienes algo que responderme ó que decirnos á todos, sal de ese lugar sagrado. No me hables antes.

Hija mía, ¿qué decidiré?Sostenme, pues.

¡Oh padre! Conviene que hagamos lo que los ciudadanos hacen. Cedamos, puesto que es preciso, y obedezcamos.

Ya te sostengo.