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Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/174

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Sófocles

el fuego, él que, anteriormente, ebrio de un furor insensato, tenía el soplo de los vientos más terribles. Y Ares, grande é impetuoso, desvió estos males y les infligió otros, poniendo á todos en desorden. Y los siete jefes, alzados en las siete puertas contra otros siete, dejaron sus armas de bronce á Zeus que pone en fuga, excepto esos dos desgraciados que, nacidos del mismo padre y de la misma madre, se han herido el uno al otro con sus lanzas y han recibido una muerte común.

Antistrofa II

Pero Nica, la de ilustre nombre, ha venido á sonreir á Tebas la de carros innumerables. ¡Olvidemos, pues, esos combates, y llevemos coros nocturnos á todos los templos de los Dioses, y que Baco los conduzca, él que conmueve la tebana tierra! He aquí al rey del país, Creón Menecida. Viene á causa de los hechos recientes que han sido la voluntad de los Dioses, madurando algún proyecto, puesto que ha convocado esta asamblea de ancianos reunidos por un llamamiento común.CRHÓN ¡Hombres! Los Dioses han salvado por fin esta ciudad que habían combatido con tantas olas. Os he ordenado, por medio de emisarios, reuniros aquí, escogiéndoos entre todos, porque habéis, lo sé, honrado siempre el poder de Layo, y guardado la misma fe constante á Edipo cuando mandaba en la ciudad, y, muerto él, á sus hijos. Puesto que los dos han perecido en un mismo día, muertos el uno por el otro en una matanza mutua é impía, yo poseo ahora el poder y el trono, siendo el más próximo pariente de los muertos. El espíritu, el alma y los designios de un hombre no pueden ser conocidos antes de que haya manejado la cosa pública y aplicado las leyes. Cualquiera que rige la ciudad y no se conforma á los mejores principios, sino que reprime su lengua por temor, es el peor de los hombres; siempre lo he pensado y todavía lo pienso; y en modo alguno estimo al que prefiere un amigo á su patria. ¡Pongo por testigo á Zeus que ve todas las cosas! Yo no me callo cuando veo que una calamidad amenaza la salud de los ciudadanos, y jamás he profesado amistad á un enemigo de la patria; porque sé que la salud de la patria es lo que salva á los ciudadanos, y que no carecemos de amigos en tanto que ella está segura. Con tales pensamientos es como acrecen-