Odio malas esposas para mis hijos.
¡Oh queridísimo Hemón, cuán tu padre te ultraja!.
Tú y tus nupcias son importunas para mí.
¿Privárás á tu hijo de ella?
Ades pondrá fin á estas nupcias.
Está resuelto, á lo que parece, que ha de recibir la muerte.
Te parece lo que á mí. ¡Que cese toda demora y llevadlas á la morada, esclavos! Conviene guardar estas mujeres con vigilancia y no dejarlas andar libremente, porque los audaces se escapan, cuando ven que el Hades está próximo.
¡Dichosos los que han vivido al abrigo de los males! Cuando una morada, en efecto, ha sido herida por los Dioses, no falta, hasta su última generación, alguna desdicha á sus individuos. Del mismo modo, cuando la ola del mar, impulsada por los vientos tracios, recorre la oscuridad submarina, hace subir del fondo el cieno negro é hirviente, y las riberas que azota se llenan de clamores.
Veo, desde tiempos antiguos, en la casa de los Labdácidas, las calamidades agregarse á las calamidades de los que han muerto. Una generación no salva de ellas á otra generación, sino que siempre algún dios la abruma y no le